Las Atracciones Apolo creados por el emprendedor Josep Vallés Rovira, se inauguraron en el año 1935. El estallido de la Guerra Civil supuso un paréntesis lamentable a causa de la pérdida de público, la colectivización y el deterioro sufrido en las instalaciones. En el año 1946 se abrió la sala de baile Apolo.
Durante los años cincuenta y sesenta, cuando el Parallel aún conservaba parte de su esplendor, las atracciones Apolo eran visitadas por muchos barceloneses seducidos por la gracia y la originalidad de uno de los parques de atracciones más curiosos de Europa. No en balde su creador, el señor Vallés, había viajado por medio mundo y conocía las principales atracciones de Europa y América.
Una de las atracciones más logradas era la “gruta mágica”, a la que se accedía mediante una vagoneta que hacía un recorrido de casi cien metros en medio de fuentes milagrosas, árboles dorados, animales prehistóricos, figuras siniestras y bellos dioramas de cartón-piedra. En la decoración de la gruta, construida durante los años de la Guerra Civil, intervinieron reconocidos escenógrafos de teatro, entre los cuales cabe destacar a Salvador Alarma, conocido por sus trabajos para el Liceu.
Algunas atracciones que podíamos encontrar eran el Rió Misterioso, los Caballitos, Laberinto, Ciudad Encantada, Tren Miniatura, Teatro de Guiñol, Museo de Muñecos Mecánicos, La Casa de la Risa y la más recordada fue la Autogruta. A finales de los setenta se cerraron las Atracciones, transformándolo en un salón recreativo.
Escenas reales de las Atracciones Apolo de Barcelona en el film Apartado de correos 100 J .Salvador 1950
Atracciones Apolo
Avenida Paralelo (Ciutat Vella)
Barcelona